Habilidades sociales: problemas de autoestima y asertividad por Clínica Fuensalud

Habilidades sociales: problemas de autoestima y asertividad

seres humanos somos animales sociales y ello supone estar en constante interacción con otras personas tanto en la vida privada, como en la vida profesional. Por lo tanto, una adecuada interrelación social con el entorno es fundamental para un óptimo funcionamiento diario. Una comunicación eficaz es importante para numerosas situaciones, desde una entrevista de trabajo y conseguir un empleo, hasta conseguir amigos y evitar la soledad. Las deficiencias en las habilidades sociales pueden encontrarse en problemas emocionales como ansiedad, fobias, problemas en la relación de pareja, depresión, etc. En este artículo vamos a centrarnos en la asertividad.

¿Qué son las habilidades sociales?

Las Habilidades Sociales son conductas aprendidas que llevamos a cabo para relacionarnos con otras personas en una situación determinada, de una forma efectiva y adaptativa.

Se trata por lo tanto de conductas interpersonales que se dan en un determinado contexto, y que estarán condicionadas por la cultura imperante en esa sociedad.

Las personas podrán ser habilidosas en unas situaciones sociales y no en otras. Y lo que es respetuoso en una sociedad puedo no serlo en otra. Por eso, los comportamientos sociales han de estar referidos a un contexto específico y cultural.

También debemos tener en cuenta que una conducta social no solo se refiere al aspecto verbal, sino que también hay que considerar un componente no verbal (expresión corporal, gestos, tono y volumen de la voz, etc.).

Es decir, una persona puede hablar bien, pero ser tan tímida que no es capaz de establecer un adecuado contacto ocular haciendo sentir incómodo a su interlocutor.

Según Caballo (1986) una conducta socialmente habilidosa es un “conjunto de conductas emitidas por un individuo, en un contexto interpersonal, que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas”.

Lazarus (1973) fue uno de los primeros autores en definir una tipología de conductas socialmente habilidosas / asertivas:

– La capacidad para decir “no”.

– La capacidad para pedir un favor.

– Capacidad para expresar sentimiento positivos o negativos.

– La capacidad para iniciar, mantener y terminar una conversación.

¿Qué es la Asertividad?

La asertividad es un concepto que durante un tiempo se consideraba sinónimo de habilidades sociales. Fue introducido en la Psicología por Wolpe a finales de los años 50.

La asertividad es un elemento de habilidad social que nos permite expresarnos con respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás. Es decir, es el derecho a expresar nuestras opiniones, sentimientos, necesidades y peticiones de manera educada y respetuosa hacia los demás. Una persona asertiva será la considerará más habilidosa socialmente.

El objetivo final de ser asertivo, es ser capaz de mantener una comunicación clara, directa y respetuosa con los demás, cumpliendo los derechos legítimos de ambas partes. Y por lo tanto se logrará un resultado favorable para todos los implicados al evitar conflictos y malas interpretaciones de los mensajes que queremos transmitir.

Podemos diferenciar tres estilos de comunicación o formas de respuesta (entendidos como tendencias a actuar de determinada manera).

Estilos de comunicación:

1.- Un estilo pasivo: Este estilo de comunicación es característico de personas tímidas o inhibidas que dan más importancia a las opiniones de los demás que a su propio criterio. No dicen lo que piensan o necesitan para no molestar y así evitar conflictos. Esto les suele general bastante ansiedad. Suelen caer simpáticas y se hacen querer porque se muestran agradables y serviciales. Respetan a los demás, pero no se respetan a sí mismas por lo que acaban sintiéndose “pisoteadas” y poco respetadas por su propia carencia. Su postura es generalmente subordinada a los demás.

Esta forma de comportante les hace sentir un gran malestar emocional, se sienten abatidas, en ocasiones humilladas, desmotivadas, con ansiedad, etc.

2.- Un estilo agresivo: Es característico de las personas que “pisan” e imponen su criterio. Necesitan tener el control de la situación y se muestran seguros de sí mismos. Son egoístas y manipuladores. Obtienen refuerzo por conseguir lo que quieren, aunque sea a costa de causarle algún perjuicio a los demás. Solo se respetan a ellos mismos. Están a la defensiva y preparados para el ataque. Carecen de empatía y acaban consiguiendo que los demás se alejen de ellos por lo que no llegan a establecer relaciones sociales sinceras ni duraderas.

Podemos decir que este estilo es opuesto al pasivo.

3.- Un estilo asertivo: En este caso la comunicación es respetuosa y educada. Son individuos honestos y sinceros que buscan resultados positivos para ambas partes.  Expresan los deseos y opiniones libremente, pero respetando al interlocutor y sin dejar que nos controlen. Son personas seguras de sí mismas y suelen desarrollar buenas relaciones interpersonales.

Es el estilo intermedio entre los dos anteriores, en el que nos situamos en una situación de igualdad con los demás. Somos aceptados en el grupo y nuestra autoestima es positiva.

Asertividad y autoestima

Vemos que asertividad y autoestima van de la mano.

Una persona asertiva tendrá una vida social satisfactoria, habilidades facilitadoras de las relaciones interpersonales y tendrá confianza en sí misma. Las personas asertivas tienen una autoestima alta, se sienten seguras, se respetan así mismos y a los demás y suelen tener buenas relaciones sociales.

Por el contrario, las personas no asertivas carecen de esa confianza y seguridad en sí mismas y eso lo transmiten en la comunicación hacia los demás, dando pie a que los demás tampoco los respeten. Esa falta de respeto y transparencia hace que al final la situación se vuelva hostil.

Las personas pasivas o agresivas suelen tener una baja autoestima, pero una alta necesidad de hacerse valer, por lo que consideran más relevante la opinión de los demás que la suya propia. Las agresivas se muestran seguras, pero a base de intimidar a los demás, lo cual es una falsa autoestima.

Las personas pasivas, inseguras de sí mismas, buscan todo el tiempo agradar a los demás, su falta de autoestima hace que los demás acaben abusando de ellas.

La asertividad supone reconocer las necesidades que tenemos, y comunicarlas de forma empática a los demás. De esa forma, seremos capaces de expresar también nuestras emociones y podremos crear vínculos emocionales con las personas de nuestro entorno.

En realidad, en situaciones normales, nuestras necesidades y emociones suelen ser similares de ahí la importancia de conectar emocionalmente para general vínculos sanos y fuertes.

Para comunicarnos de forma asertiva, es importante ser objetivo y no juzgar los hechos, expresar nuestros sentimientos y pensamientos de forma empática y respetuosa, y realizar las peticiones de lo que necesitamos de forma clara y concreta.

Ejemplos de Comportamiento Asertivo

En este punto os quiero dar unos ejemplos de algunos comportamientos asertivo que solemos desarrollar en nuestra vida cotidiana.

  • Hacer y recibir elogios.

Hacer un elogio sincero y honesto es agradable y ayuda a fortalecer nuestras relaciones “te queda bien ese vestido”.

De la misma manera, recibir un elogio con gratitud y una sonrisa mostrando que agradecemos las palabras que nos han dirigido “gracias, eres muy amable”.

  • Hacer y recibir una crítica.

Es justo lo contrario al ejemplo anterior.

Hay que saber decir cuando algo no nos gusta “te quedaría mejor el vestido rojo, el blanco es un poco pálido,

Y tenemos que aceptar cuando recibimos nosotros la crítica “lo siento, tienes razón”

  • Decir “no”.

Rechazar una petición suele ser de las cosas que más nos cuestan, sobre todo por miedo a decepcionar a los demás, a que se sientan rechazados, porque no aprueben nuestra conducta, etc.

Sin embargo, estamos en nuestro derecho a decir no, no siempre podemos, o queremos, y lo podemos expresar de forma asertiva “lo siento, hoy no puedo quedar”, “gracias por llamar, hoy prefiero quedarme en casa”

Hay varias técnicas que nos facilitan el decir “no”. Por ejemplo, la “técnica del sándwich” consiste en rechazar la petición, pero antes y después del rechazo decir algo agradable: Gracias por llamar, hoy no puedo quedar, pero si quieres podemos quedar otro día”.

  • Hacer una petición.

En ocasiones necesitamos pedir que nos ayuden o que nos dejen algo, “por favor, me podrías dejar un lápiz”.

Si creemos que la petición puede ser molesta para la otra persona, podemos hacer la petición de forma más elaborada, “sé que te va a sorprender, pero eres mi último recurso, ¿me podrías dejar dinero prestado para pagar la hipoteca de este mes?”

  • Pedir un cambio de conducta.

Cuando algo no nos gusta o nos molesta de la otra persona. ¿Debemos definir la conducta que nos molesta, en que nos afecta, y realizar la petición de cambio, “Pepe, la música está muy alta y necesito concentrarme para estudiar, podrías bajar un poco el volumen, por favor?”

Decálogo de la Asertividad

Para desarrollar una conducta asertiva, es importante primero conocer los derechos asertivos, entendidos éstos como garantes de la igualdad entre las personas y protectores de la autoestima personal.

Por lo tanto, el Decálogo de los principales derechos asertivos son los siguientes:

1.- Derecho a ser tratado de forma respetuosa.

2.- Derecho a expresar nuestros pensamientos y emociones.

3.- Derecho a tomar mis propias decisiones.

4.- Derecho a ser independiente y a no necesitar la aprobación de los demás.

5.- Derecho a no justificarme.

6.- Derecho a decir NO.

7.-. Derecho a equivocarme.

8.- Derecho a cambiar de opinión.

9.- Derecho a pedir (sabiendo que me pueden decir que no).

10.- Derecho a tener éxito.

¿Cómo entrenar la Asertividad?

El comportamiento asertivo y en general las Habilidades Sociales se pueden entrenar. Aprender nuevas estrategias de interacción social mejorara nuestras relaciones interpersonales y en general nuestro funcionamiento psicológico mejorando problemas tales como la ansiedad social, la depresión o los problemas de pareja.

El entrenamiento de las Habilidades Sociales (EHS) y por lo tanto de la asertividad, es un conjunto de técnicas destinadas a enseñar a las personas comportamientos funcionales y adaptativos a llevar a cabo en determinadas situaciones sociales.

Para que sea realmente efectivo nos debemos centrar tanto en los aspectos conductuales, como emocionales y cognitivos.

Siguiendo a Lange (1981) se pueden definir 4 etapas en el entrenamiento de las Habilidades Sociales (EHS):

1.- Desarrollar un sistema de creencias consonante con los derechos asertivos.

2.- Distinguir entre conductas asertivas y no asertivas (pasivas o agresivas).

3.- Reestructuración cognitiva de la forma de pensar en determinadas situaciones.

4.- Ensayo y practica de las respuestas conductuales.

Técnicas para ser Asertivo

En correlación a lo que estamos comentado, podemos decir que en el campo de la Psicología tenemos por tanto 3 tipos de técnicas que contemplar para un adecuado funcionamiento social y por consiguiente conseguir ser asertivo.

Estas técnicas de asertividad son las siguientes:

1.- Entrenamiento en Habilidades Sociales (EHS). Es la parte relacionada con la conducta. La ejecución motora

2.- Reestructuración cognitiva de pensamientos disfuncionales que dominan nuestra forma de pensar

3.- Técnicas para reducir la ansiedad. Sería la parte más emocional.

Por lo tanto, de esta manera podemos distinguir:

  • Componentes básicos:

– Instrucciones.

– Modelado.

– Ensayo de la conducta.

– Reforzamiento.

– Retroalimentación.

  • Otras técnicas:

– Restructuración cognitiva de los pensamientos no adaptativos.

– Relajación para el manejo de la ansiedad.

– Etc.

En los aspectos cognitivos recogemos las creencias irracionales que sirven de soporte a nuestras conductas no asertivas. Son creencias que hemos tenido desde pequeños y se han ido automatizando tales como “necesito ser querido” o “las personas malas reciben su merecido” y que hacen que en ciertas situaciones nuestras conductas sean pasivas o agresivas respectivamente.

El psicólogo Albert Ellis defiende que la causa de nuestros problemas psicológicos se debe principalmente a que el sistema de creencias que hemos ido desarrollando se basa en pensamientos irracionales caracterizados por ser falsos, disfuncionales y automáticos.

De este modo desarrolló el esquema ABC, siendo

  • A son los acontecimientos (situaciones).
  • B son las creencias.
  • C son las consecuencias.

Por lo tanto, el problema se origina en las creencias (B) y significados que tenemos sobre ciertos acontecimientos (A) y que nos ocasionan tanto, problemas emocionales como de conducta (C).

Algunas de las ideas irracionales que identificó Ellis son:

  • El ser humano necesita ser querido y aceptado por todo el mundo. Es decir, tener la aprobación de los demás es muy importante.
  • Tenemos que ser siempre competentes para conseguir lo que nos proponemos.
  • La gente mala y despreciable que debe de recibir su merecido.
  • Es horrible que las cosas no salgan como queremos.
  • Las desgracias humanas se deben a causas externas y no podemos hacer nada, o casi nada para controlar el sufrimiento que nos ocasionan.
  • Si algo puede llegar a ser peligroso, tenemos que preocuparnos mucho y pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra.
  • Es más fácil evitar que hacer frente a los problemas y dificultades.
  • Debemos confiar en aquellas personas que son más fuerte que uno mismo.
  • Los sucesos ocurridos en el pasado condicionan mi conducta presente.
  • Debemos preocuparnos por los problemas de los demás como si fueran propios.

Ejemplos:

Estas forman de pensar dirigen nuestra conducta. Por ejemplo, una persona pasiva o sumisa puede pensar que necesita tener la aprobación de todo el mundo y preocuparse por los demás. Esto le puede llevar a gastar mucha energía buscando constantemente agradar y estar pendiente del resto de personas, evitando conflictos, escondiendo sus problemas y no expresando sus necesidades personales.

Por el contrario, una persona más agresiva puede pensar que las personas malas deben ser castigadas y que es horrible que las cosas no salen como les gustaría. Esto los lleva a actuar agresivamente, despreciando a los demás, con lamentos constantes y una actitud intolerante hacia la vida.

En estos ejemplos, para generar una conducta asertiva, el sumiso debería asumir que no es posible agradar a todo el mundo y que no puede descuidar sus necesidades personales. La persona agresiva debería aprender que una persona se puede equivocar y no por ello ser mala y que hay que aprender de los fracasos.

Es importante que detectemos nuestros pensamientos disfuncionales para crear pensamientos alternativos y poco a poco ir reeducando nuestra forma de pensar.

Tratamiento Psicológico de la Asertividad

Entre las técnicas para trabajar de forma más específica las conductas asertivas podemos entrenar procedimientos defensivos o de ataque, para utilizarlo cuando necesitamos defendernos de algo o interrumpir una dinámica de comunicación negativa:

Alguna de las técnicas que se siguen en Psicología para tratar la asertividad son:

  • Disco rayado.

Esta técnica consiste en la repetición continua de nuestro argumento de forma tranquila con el objetivo de hacer o rechazar una petición.

  • Aserción negativa.

Es admitir el error cuando nos hemos equivocado empleando auto verbalizaciones positivas. Puede utilizarse de forma defensiva o de ataque.

  • Aserción negativa de ataque.

Es cuando una petición o rechazo, puede herir al otro puede añadirse “no quiero que pienses que no te aprecio”

  • Recorte.

Cuando nos atacan de algo de lo que no estamos seguros podemos contestar con una mínima información a la espera de una aclaración.


  • Ignorar selectivamente.

Es atender de forma selectiva ciertos aspectos de la conversación con el fin de extinguir determinadas respuestas.

  • Separar temas.

Es importante saber que la amistad no implica tener que ceder a las peticiones de nuestros amigos.

  • Desarmar la ira.

Hay que aprender a ignorar el contenido de una discusión y centrarnos en el hecho de que la otra persona esta enfadada.

  • Ofrecer disculpas.
  • Hacer preguntas.

En ocasiones las preguntas son muy importantes ya que con ellas podemos ayudar a la otra persona a tomar conciencia de sus reacciones impulsivas.


  • Interrogación negativa.

Pueden ser muy útiles para solicitar más críticas (procedimiento de saciación).

  • Inversión.

Con esta acción estamos solicitando claramente un “si” o un “no” cuando hacemos una petición.

  • Repetición.

Cuando pensamos que alguna persona no nos está atendiendo, podemos emplear frases como “¿qué piensas de lo que estoy diciendo?”


  • Técnica del sándwich.

Es importante comunicar un mensaje negativo entre dos mensajes positivos.

Como dice Daniel Goleman, autor del libro “La inteligencia emocional” (1995), “No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte”.

En resumen, unas Habilidades Sociales efectivas y una conducta asertiva ayuda a mejorar nuestras relaciones sociales, aumentar nuestra autoestima y a respetarnos a nosotros mismos. Esto lleva a un funcionamiento vital satisfactorios. Recuerda, la asertividad redunda en una mejor salud, tanto física como mental.

Elvira Pérez Vázquez, Licenciada en Psicología (colegiada nº 33150). Psicología Sanitaria. Orientación Cognitivo Conductual. Experta en procesos de duelo.

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